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Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 94
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Confrontación.
En cuestión de segundos, el ambiente se volvió completamente incómodo con la presencia de Paul y no pude evitar fruncir mi
ceño
por las barbaridades que salian de su boca, me parecia muy patético de su parte que se acercara a nuestra mesa solo para
burlarse de
nosotros al inventar que Alexander y yo nos volveriamos a casar, me hervia la sangre de solo ver su sonrisa socarrona mientras
alternaba
su mirada de mi rostro al de Alexander, estaba más que claro que lo único que queria era provocarnos y arruinar el tiempo que
pasábamos en familia,
Le di una fugaz y fulminante mirada a Alexander, porque él ni se hubiese dado cuenta de nuestra presencia si se hubiera
tomado el
tiempo y la molestia de desactivar el flash de su teléfono, sin embargo, me di cuenta de que los músculos de Alexander estaban
completamente tensos y con los puños apretados sobre la mesa, mientras miraba desafiante al cretino que teniamos al frente.
Decidi romper el silencio y acabar con esta estupidez de una vez.
-¿Se te perdió algo? O, ¿acaso nos estás siguiendo, Paul?-pregunté, aunque sabía que nuestro encuentro no era más que una
desagradable coincidencia, de lo contrario, no se atrevería a venir con su amante y besarle en público.
Paul soltó una risa sin gracia y volvió su asquerosa vista hacia mi, mi gélida mirada estaba llena de indiferencia y por dentro
estaba
aborreciéndolo cada vez más.
-¿Seguirlos? No se crean tan importantes, esto es solo una casualidad, vengo muy a menudo a este lugar, me genera tanta
paz, se puede respirar el aire fresco, ¿no lo creen? -Paul hablaba como si fuera la persona más amable que existiera en el
mundo y le di una rápida mirada a la mesa en la que estuvo sentado compartiendo una noche romántica con la abogada
Richman, pero para mi sorpresa, no había rastros de aquella mujer, parecia como si nunca hubiese estado en este lugar.

Su amante se esfumo.
Paz, aire fresco. -Alexander repitió sus palabras mientras asentia con su cabeza como si le estuviera dando la razón, pero que
no estaba del todo convencido. -Cariño, ¿estás de acuerdo con lo que dice el Sr. Dubois?-me preguntó con evidente sarcasmo
y asenti con mi cabeza del mismo modo que Alexander, fingiendo que estaba de acuerdo, cuando en este momento, era todo lo
contrario.
-Si, por supuesto que si, eso estaba sintiendo hasta que el ambiente se contaminó con la presencia de la peste. -respondi
mirando
a Paul, dejándole claro que él era la peste a la que me referia.

Qué buen sentido del humor, Sari, eso no fue lo que me dijiste la noche en el crucero con la maravillosa vista a la ciudad de
New York, después de brindar con la más fina botella de champagne. -cada musculo de mi cuerpo se tenso cuando Paul me
recordó aquel dia, esa noche que crei en él, aquel dia que seguia con una venda en los ojos, creyendo que sus sentimientos y
sus palabras eran reales, pero se trataba de una estrategia para que me fijara en él. Ese día que Paul me besó.
Flashback
Antes de que pudiera pronunciar una palabra, eliminó los centimetros que nos separaban cuando sus labios se juntaron con los
mios con firmeza.
Mi
cuerpo se paralizó, cuando sus suaves labios con sabor a champagne se movieron
con timidez, incitándome a seguirle el beso. Mi respiración se volvió inestable
y senti que los nervios me consumian por completo.
Acuno
mi mejilla en su mano y me dejé llevar por el momento, correspondiendo el inesperado beso de Paul. Senti que los latidos de mi
corazón aumentaban cada vez más y cuando senti su mano viajando de mi cintura a mi espalda, cai en cuenta de lo que estaba
haciendo.

Me
estaba besando.
Fin del Flashback.
Ahora que él me to recordaba, las ganas de vomitar aparecieron de inmediato. Debi estar completamente loca para sentir lo
más
minimo por ese desgraciado con ese beso que ahora me repugnaba, a pesar de que fue hace mucho tiempo, queria desinfectar
mi boca
por haber permitido que me besara.
Qué asco.
-¿tt crucero? ¿De qué crucero habla?-la voz de Alexander me sacó de mis pensamientos, pero no aparté mis ojos de los de

Paul, lo
miraba desafiante, pero a la vez con indiferencia, estaba muy equivocado si cree que aquello iba a desestabilizarnos.
– ¿Tu prometida no te lo contó?-preguntó sosteniendo la mirada llena de burla y enarqué una de mis cejas al escuchar de
nuevo
que se refería a mi como la futura esposa de Alexander. -Qué pena, creo que entre ustedes no debería haber secretos, pero
descuida, te
haré el favor de contártelo. Sarah y yo tuvimos una cita que se subió de tono. Lo que hicimos no lo hacen unos simples amigos
y lo
recuerdo cada noche. -sus ojos me recorrieron de pie a cabeza descaradamente y solté una risa sin gracia por lo que estaba
intentando
al dar una información incompleta y que dejaba mucho a la imaginación.
Queria insinuar que nos acostamos y asi provocar a Alexander.
Y lo logró.

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Alexander se levantó de su asiento con brusquedad llamando mi atención y pude ver sus mejillas sonrojadas y la mirada llena
de
rabia. Tristán se exaltó a mi lado, al ver la reacción de su padre, de inmediato lo tomé en mis brazos para levantarme de mi
asiento e
interponerme entre el par de hombre que se mataban con la mirada.
– Alex, cariño, el niño está presente y se está asustando, -forcé una sonrisa para Tristán, quien no parecia cómodo con la
confortación, la verdad es que nadie lo estaba. -Yo me encargo de esto. -susurré esto ultimo solo para que Alexander lo
escuchara e
intentara calmar las ganas que se le notaban de estampar su puño en el rostro de Paul y lo logré, aunque no dejaba de mirarlo
con ojos
intimidantes.
lado.
Alexander alzó en sus brazos a nuestro hijo y le agradeci con la mirada, antes de girarme hacia Paul con una sonrisa fingida de
medio
-¿Me vas a decir que no lo disfrutaste? Apuesto a que lo quieres repetir. -preguntó volviendo a mirarme descaradamente y me
acerqué lo suficiente a él como para tomarlo con fuerza de la corbata y apretarlo en el cuello.
Sus ojos se abrieron con sorpresa por mi acción y trató de zafarse de mi agarre, pero me aferré con todas mis fuerzas, sintiendo
como el desprecio por Paul aumentaba con cada segundo que pasaba cerca de él.
Ni en tus mejores sueños, Paul Dubois. Todos pueden ser estúpidos alguna vez, pero tu abusas. No tienes los huevos para
decir lo
que pasó por su nombre, ¿tan frustrado estás por no caer en tu sucio juego? Estaria enferma para dejar que vuelvas a
besarme, me das

asco, me dan nauseas con solo ver tu cara... Sabes, me gustaria insultarte en este momento, pero viéndote mejor, seguro que
no lo haria
tan bien como lo hizo la naturaleza contigo. -apreté aún con más fuerza su corbata a tal punto que le faltaba el aire y lo solté en
el
siguiente segundo, cuando senti la mano de Alexander en mi cintura.
Paul tosió al estar libre de agarre y tomó una bocanada de aire para recuperarse, se acomodó el nudo de la corbata y me miró
sin
ninguna pizca de gracia, pero pronto, su mirada siguió el viaje de mis manos que acomodaban los rebeldes mechones de mi
cabello que cayeron sobre mi frente por el esfuerzo fisico que acababa de hacer y sonrió como si se hubiese dado cuenta de
algo que yo ignoraba.
Sr. Lancaster, por lo visto su empresa no es tan exitosa como dice como para comprarle un anillo que Sarah se merezca. -frunci
mi ceño, completamente confundida por sus palabras, de nuevo estaba sacando ese tema de dios sabrá dónde. – Ah, no, ya
entiendo lo
que pasa, es mentira lo que me dijo, ustedes no se van a casar. -pronto cai en cuenta de lo que estaba diciendo y porque
mencionó más de una vez que era la prometida de Alexander.
El mismo Alexander le habia inventado tal cosa y me lo ocultó todo este tiempo.
Paul se burló de nosotros soltando una risa divertida, senti como Alexander se tensaba detrás de mi, no estaba segura de que
fuera a
responderle algo al desgraciado de Paul, entonces, tomé una bocanada de aire mientras tomaba la mano izquierda de
Alexander y la dejaba a la vista de todos.
– Te equivocas, Paul, ¿ves esto?-le señalé el anillo de bodas que, sorpresivamente, Alexander seguia usando en su dedo, a
pesar de ser un hombre divorciado y la risa de Paul cesó de inmediato, esperaba que con esto secreyera que era un anillo de
compromiso y cerrarle la boca de una vez por todas, ya no lo soportaba un segundo más. -Yo le he pedido matrimonio a
Alexander. Efectivamente, nos vamos a casar. -menti sin titubear y Paul se lo creyó con mucha facilidad. Aunque Alexander no

haya sido sincero conmigo desde un.

principio y que sabía que era eso lo que me estaba ocultando, no le iba a dar razones a Paul para que siguiera burlándose de
nosotros, con aquello lo dejé sin palabras y Alexander parecia que se relajaba considerablemente.
Que lastima, Sarah, crel que eras inteligente, crei que querias la empresa de tus padres, la empresa en la que han trabajado
varias generaciones, acabas de desperdiciar la única oportunidad que tenias para recuperarla y sabes cuál era la condición.-
puse mis ojos en blanco al recordar su descabellada condición, casarme con él, pero deberia estar en loca para aceptarlo, por
más que quiera recuperar la empresa de mis padres, sabia que en algún momento encontraria alguna solución y más aún con
la confesión de Rachel y la ayuda de mis padres.
Sus dias estaban contados y todo volveria a la normalidad.
-¿Por qué no mejor te largas? Sácate esa idea de la cabeza antes de que te la saque yo con una paliza, ella jamás se casará
con un ser tan despreciable como tú, solo es cuestión de tiempo para que Sarah recupere lo que le pertenece. Ahora, si nos
disculpas,
seguiremos disfrutando de nuestra noche en familia, en un ambiente de paz, con la excelente vista y aire fresco. -Alexander
habló completamente serio y tomándome por la cintura, me guio de nuevo a mi asiento.
Le di una ultima mirada despectiva a Paul y recibi a Tristán cuando Alexander me lo devolvió para sentarlo a mi lado como
estábamos inicialmente.
Paul seguia de pie en su lugar, pero lo ignoramos cuando Alexander tomó mis manos entre las suyas y dejó un largo beso,
antes de
despeinar el cabello de Tristán que seguia desconcertado y sin decir una sola palabra de lo que estaba sucediendo.
Pobre Tristán, permití que presenciara tal escena y ahora me estaba regañando internamente por dejar que Paul nos perturbara
la noche.
Cuando crei que Paul se quedaria ahi de pie toda la noche, escuché sus fuertes pasos alejándose con prisa de nuestra mesa.
Miré de reojo el lugar donde estuvo hace unos segundos, cerciorándome que en realidad se habia marchado y cuando me di
cuenta de que no estaba por ningún lado, solté las manos de Alexander para dedicarle una mirada de pocos amigos.
-Nos vamos a casar y yo era la última en enterarme. -dije como si fuera lo más casual del mundo, reprimiendo las ganas que
tenia de decirle que era un mentiroso, que no estaba cumpliendo con nuestro acuerdo de contarnos hasta lo más minimo para

evitar un malentendido o para evitar una escena como esta.
– Sarah...
Me iba a enterar cuando estuviera en el altar. -lo interrumpi hablando con evidente sarcasmo y Alexander lucia avergonzado
mientras negaba con su cabeza.
-¿Qué pasó en ese crucero con Paul?
-Me iba a enterar en el momento que me preguntaran si acepto casarme con Alexander Lancaster. -volvi a interrumpirlo y paso
sus manos por su cabello desordenándolo por completo, se estaba desesperando.
-Cariño, si me dejas explicar...
-Me iba a enterar cuando digan: Puede besar a la novia. -lo interrumpi por tercera vez y esta vez él me hizo callar cuando se
levantó de su asiento, lo suficiente como para estirarse hacia mi, tomar mis mejillas con una sola mano y juntar sus labios con
los mios, iniciando un beso tan intenso y desesperado que me hizo temblar en mi asiento, que por poco me hace olvidar hasta
de mi nombre.
-Papá, no te comas a mi mamá. -la preocupada y tierna voz de Tristán nos hizo separar y no pude evitar reir a la par de
Alexander por la ocurrencia de nuestro hijo, sin embargo, me alejé un poco de Alexander, porque no habia caido en cuenta que
le estábamos dando
semejante escena a mi pequeño angelito.
Alexander lo miró divertido con una sonrisa en su rostro, mientras su mano seguia tomando mi rostro ligeramente.
No me la estoy comiendo. -le respondió Alexander en un intento por esfumar su preocupación y me miró con una sonrisa de
complicidad en su rostro, antes de susurrar cerca de mi rostro. Al menos no aún. -abri mis ojos sorprendida por lo ultimo que
dijo y me solté de su agarre para que volviera a su lugar. -Tristán, le estaba dando un beso a tu madre, ella me lo pidió.
-¡Alexander! -dije su nombre alarmada por la información que le estaba dando a nuestro hijo.
-Lo siento, lo siento, pero es la verdad, dijiste que podia besar a la novia y eso hice.-enarqué una ceja y cambié de
conversación drásticamente, dejando aquel tema inconcluso por ahora, pues no queria darle otro espectáculo a Tristán.

– La esposa del abogado Richman se esfumo. –dije mirando de nuevo a la mesa que ahora estaba vacia,
Si hay algo seguro, es que Paul nunca dejó de ser un mujeriego, solo que fue muy precavido y ahora estaba enredado con la
abogada
Richman.
– A pesar de mi pequeño descuido con el flash y la casi insignificante confrontación que por poco nos arruina la noche, tenemos
una foto comprometedora que podemos usar en su contra y no hablo de hacerla pública. -dijo enseñandome la pantalla de su
celular, dejando a la vista la imagen donde Paul y la abogada se besaban apasionadamente. Se notaba claramente que se
trataba de Paul y la abogada, eran inconfundibles. Miré a Alexander para que me dijera lo que tenia planeado hacer con la foto,
pues queria ver si coincidia con mi idea y efectivamente, pensamos exactamente lo mismo. -Se la mostraremos al abogado
Richman, él está enterado de todos los crimenes de los Dubois, ¿no es verdad? Pues con esto podemos intentar que se ponga
en contra de Paul al enterarse que es el amante de su esposa. ¿Lo intentamos? -preguntó entusiasmado con su idea y asenti
efusivamente con la cabeza porque eso era lo que yo había pensado.
– Lo intentamos.