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La Novia Equivocada Novela de Day Torres

Capítulo 128
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CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 15. ¿Creíste que me había olvidado de ti?

James estaba dando vueltas de un lado a otro de la sala, ajustándose la pajarita cada dos

segundos mientras esperaba por Maddi. Habían tenido la pelea más horrible por un vestido:

básicamente él trataba de quitárselo mientras ella se lo ponía. 2

-Pues entonces me voy desnuda, señor King -rezongó ella riendo mientras intentaba escapar de sus

labios.

-Pero es que yo solo quiero un rapidito, por favorcito.

Ni favorcito ni favorzote -rio Maddi-. ¡Ya me he tenido que bañar tres veces porque después de cada

rapidito viene el siguiente! Así no vamos a llegar. 1

Bueno, bueno, entonces te espero abajo -accedió James y media hora después se le aceleraba el

corazón mientras la veía bajar las escaleras.

Maddi llevaba un vestido azul muy pálido, ajustado bajo los pechos y suelto abajo, que hacía parecer

aún más hermosa su insipiente pancita. Llevaba el cabello recogido en una trenza ancha y suelta que

le caía sobre un hombro y maquillaje muy natural.

James estaba a punto de echarse a sus pies, y suspiró cuando ella se acercó para arreglarle el lazo

de la pajarita.

-¿El último rapidito? 2

-Noooo. ¡Dios, eres un calenturiento! -se rio Maddi y durante un minuto se miraron con ternura.

-Tengo algo para ti —dijo James mostrándole una caja de terciopelo azul.

La abrió frente a ella y Maddi vio un hermoso juego de gargantilla y aretes de engarzadas en oro

blanco.

gemas azules

-James… -exclamó Maddi al tocar la gargantilla-. Son hermosos, pero cielo, esto es demasiado.

No, no lo es, solo son veintitrés zafiros y te quedarán geniales con este vestido dijo él sonriendo.

-James, sabes que no puedo aceptar un regalo tan costoso -protestó Maddi-. No estaría bien…

-Maddi, por favor. Estoy tratando de ser un caballero y hacerte un regalo para nuestra primera noche

como pareja oficial. Porque sí somos pareja… digo, eres mi novia ¿no?

Ella puso los ojos en blanco.

¿En serio, muñeco? ¿Me regalas veintitrés zafiros cuando ni siquiera sabes si soy tu novia? -lo

increpó-. Que por cierto, a mí nadie me ha preguntado nada… cero propuestas sobre la mesa…

escasez absoluta de am…

James se topó con su boca en un beso coqueto y pestañeó con sensualidad.

-Maddison Grant. ¿Además de la madre de mi bebé -preguntó sacando aquella gargantilla y dándole

la vuelta- te gustaría ser mi novia?

Le colocó la gargantilla y besó su mejilla mientras la abrazaba.

-Lo voy a pensar…

-¡Claro que no lo vas a pensar, tú ya eres mía y yo debo haber salvado al mundo en mi otra vida para

que me tocara una chica tan linda como tú en esta! -exclamó james dándole una vuelta teatral.

Además esta noche cuando regresemos quiero verte con esto puesto… solo

con esto.

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Maddi le dedicó una sonrisa sexy.

Creo que ya Titanic te está afectando más de la cuenta. Mejor nos vamos. 2

Salieron con el mejor ánimo y un lujoso auto con chofer los esperaba.

El Angels Orphan Home de Londres era una de las casas de acogida de niños más grandes de la

ciudad, y Sophia King se enorgullecía de pertenecer al estrecho círculo de sus patrocinadores

principales. La recaudación anual era importante para los niños, así que ella no se permitía enviar solo

un cheque: alguien de la familia King tenía que estar presente y James estaba feliz de hacerlo por

ella.

Esto parece más que una simple recaudación de fondos cantidad impresionante de personas muy bien

vestidas.

murmuró Maddi viendo una

Porque es mucho más que eso le explicó James mientras entraban-. La parte de la recaudación son

solo los veinte segundos que esta gente tarda en firmar sus cheques, el resto del tiempo están aquí

para hacer negocios.

Maddi frunció el ceño sin entender.

-¿Negocios?

-Sí, digamos que hay muchas personalidades que normalmente no se presentan en público, gente a la

que es difícil acceder, pero vienen a eventos de caridad como este -dijo James pasando un brazo

alrededor de su cintura-. Entonces es muy normal que quien quiera hacer negocios con ellos

aproveche para acercárseles.

-¿Y tú eres una de esas personalidades? -sonrió Maddi.

-Normalmente soy bastante accesible, pero algunos prefieren aprovecharme aquí porque estos

eventos me ponen bondadoso -respondió James-. De hecho, aquí viene el primer asaltante.

Muy pronto se acercó a ellos un señor de unos cincuenta años, muy educado y serio, que saludó a

Maddi con respeto y a James con deferencia.

-Señor King, esperaba encontrármelo esta noche.

-Señor Chow, igualmente es un placer verlo. Le presento a Maddison, mi novia.

Encantado, señorita. ¡Y veo que ya encargaron, felicidades!

-Gracias, señor Chow–sonrió James-. Maddi, el señor Chow es dueño de uno de los mejores

hospitales privados de la ciudad, y ahora está lanzando una farmacéutica. —¡Vaya, ese es un gran

proyecto! Le deseo mucho éxito -expresó Maddi con sinceridad.

Y con la ayuda del señor King estoy seguro de que lo tendremos. Ya accedió a llevar toda la campaña

publicitaria de la farmacéutica -respondió el señor Chow-, así que literalmente, ¡

nuestro éxito está en sus manos!

James sonrió.

-Tranquilo. Así será le aseguró. Ya recibimos los contratos esta semana, solo están pasando por la

revisión de rutina en el departamento legal y el lunes a primera hora debo estar firmándolos. Así que

descuide, todo saldrá bien.

-¡No sabes cuánto me alegra escuchar eso! -se emocionó el señor Chow-. King’s Holding Corporation

es la mejor agencia de publicidad de Europa, nos costó mucho conseguirla, jeste parece el principio

perfecto de mi sueño!

James palmeó su espalda y asintió.

-Yo también me alegro. Lo llamaré el lunes.

Siguieron paseando por el salón y Maddi lo miró entusiasmada, con una mezcla de orgullo y

admiración. La gente trataba a James con mucho respeto, pero en lugar de comportarse con altanería,

él era muy amable con todos por igual, desde el presidente de una gran compañía hasta con el

camarero que le servía su champaña.

—Nena, ¿puedo dejarte sola por un minuto? Necesito ir a darle la mano a un amigo —dijo James con

seriedad.

-Claro… ¿a quién?

dijo él

-A uno muy querido con el que quiero que converses apenas volvamos a la casa mirándose la

bragueta con disimulo y Maddi se cubrió la boca para no soltar la carcajada.

-OK, OK, ve.

Él le dejó un beso suave en la mejilla antes de dirigirse al baño y Maddi se dirigió a una de las barras,

a pedir un agua gaseada. Sin embargo apenas se la entregaron y se dio la vuelta, cuando quedó

frente a frente con las dos personas que menos deseaba ver en el mundo.

Pero si grande era su sorpresa, mayor era la impresión en el rostro de Martin y de rabia en el de su…

acompañante.

-Cariño, ¿no has oído eso de que no importa que la mona se vista de seda, mona se queda? escupió

con sorna la mujer, mirándola de arriba a abajo-. Creo que tu ex es el ejemplo vivo, ¿ no te parece?

Maddi apretó los dientes, Martin seguía con la misma tipa con que la había engañado, la doctora

distinguida, pero ni siquiera imaginaba que la mujer estaba odiándola en aquel mismo segundo por

dos cosas: por verla allí, y por verla mejor vestida que ella. Sus ojos tropezaron con aquella gargantilla

y se le escapó una mueca involuntaria.

-¿Qué estás haciendo aquí, Maddison? -gruñó Martin-. Espero que no me estés siguiendo…

¿Y qué otra cosa iba a estar haciendo, querido? ¿Qué haría una camarera como ella en un evento

como este? -siseó la amante de Martin-. ¿Olvidaste el uniforme, o te permiten servir la champaña con

vestido y joyas de imitación?

Maddi la miró a los ojos sin ningún miedo, pero no estaba dispuesta a alterarse por ellos. -La única

joya de imitación que hay aquí esta noche es el hombre que tienes a tu lado – declaró con firmeza-. Y

no deberías enorgullecerte de eso.

-¡Cállate! -siseó Martin acercándose a ella peligrosamente y hablándole entre los dientes

apretados. ¡Y lárgate de aquí! ¡No tienes nada que hacer en el mismo lugar que nosotros! ¡ Esta noche

es muy importante para mí y no voy a dejar que la arruines!

-¿Importante? ¿Te van a implantar una conciencia nueva o algo? –se burló Maddi sin poder

evitarlo.

-¡Mejor que eso! ¡Voy a conocer al padre de Mirela! -espetó Martin muy pagado de sí mismo.

-¡Y como obviamente no lo sabes, mi padre es uno de los hombres más poderosos de la ciudad! ¡Hoy

le voy a presentar a Martin para que nos dé su bendición y nos casaremos! -le escupió la mujer—. ¡Así

que lárgate de aquí, Martin te dejó por mí, ahora es mío!

Maddi respiró profundamente y de repente se dio cuenta de que aquello no la afectaba tanto como

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había esperado.

-Voy a decirte algo, linda, y por tu bien espero que me escuches. Yo estuve ahí seis años antes que tú,

y estuve seis años más que tú, así que no te vanaglories de que me haya dejado por ti, yo solo soy

una señal de Dios anunciándote la suerte que te espera con un tipo como él –dijo Maddi con suavidad.

Pero si decides seguir con tu idea de casarte, entonces felicidades, me alegra que hayan encontrado

su lugar juntos, después de todo, para que el mundo sea un lugar más limpio, también tienen que

existir los recolectores de basura. 1

Las dos personas frente a Maddi se pusieron rojas como la grana de la rabia pero antes de que

cualquiera de los dos abriera la boca se escuchó un aplauso junto a ellos y James se pegó a la

espalda de la muchacha con una sonrisa luminosa.

-¡Diablos! ¡Si mi madre te oyera te juro que te tiraría los calzones! ¡Debí grabarlo! -exclamó abrazando

a Maddi por la espalda-. Procura no olvidar ni una palabra porque quiero que me lo repitas cuando

lleguemos a casa.

Le dio un beso coqueto en la mejilla y luego tomó su mano mientras se colocaba frente a

Martin.

-¿Creíste que me había olvidado de ti? —siseó-. Solo te estaba dando un poco de ventaja a ver si eras

lo bastante inteligente como para desaparecerte del mapa solo… pero como veo que la inteligencia no

es lo tuyo, supongo que tendré que tomar cartas en el asunto.

—¡A mí no me amenaces, imbécil! -gruñó Martin-. No tienes ni idea del respaldo que tengo –. ¡Mi

suegro es un hombre muy poderoso! ¡Y cuando me case con Mirela yo también lo seré!

-Exacto, y más te vale no meterte con mi padre -lo retó Mirela; porque te aseguro que los aplastará a ti

y a esta zorra como las cucarachas que son.

Maddi puso ver los dientes de James cuando sus labios se levantaron en aquella mueca, pero antes

de que alcanzara a responderles vieron cómo el señor Chow se acercaba.

-¡Señor King! ¡Veo que ya conocieron a mi hija Mirela! -exclamó el hombre.

-¿Disculpe? ¿Su hija? -preguntó James señalando a la muchacha y luego a Chow.

-¡Así es! ¡Esta es mi princesa! ¡Y ya se recibió como doctora!

-¡Ah! Pues fíjese que no la reconocí —dijo James con inocencia―. Debe ser porque la última vez que

la vi estaba semidesnuda en medio de un pasillo, siendo atrapada como la amante de un hombre

comprometido.

Chow abrió mucho los ojos y su mirada se dirigió inmediatamente hacia su hija, que estaba roja de la

rabia.

—¿Cómo te atreves a hablarme así? —siseó Mirela, pero su padre tiró de su brazo.

-¡Cállate! -gruñó el señor Chow entre dientes. ¡No puedes hablarle así al señor King! ¿Que no tienes

idea de con quién estás hablando? ¡El señor King es la persona que sacará adelante la farmacéutica

nueva! ¡Es nuestro publicista, va a firmar un contrato gigantesco con nosotros!

Bueno… si yo fuera usted, ya no contaría con ese contrato, señor Chow -declaró James, pero no se

retractó ni siquiera cuando Maddi apretó su mano.

El hombre se puso lívido y trató de balbucear algo pero solo le salió un tembloroso:

-¿Po… por qué…?

-Porque su hija y el amante de su hija acaban de faltarle al respeto a mi mujer -sentenció con voz fría.

Así que mejor olvídese de King’s Holding Corporation y de cualquier otra empresa publicitaria de esta

ciudad… o del país… ¿sabe qué? mejor olvídese de toda Europa.