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Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Capítulo 346
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Capítulo346

Mientras veía cómo Alejandro se preparaba para darle un puñetazo en la cara a Victor, Clara llamó

angustiada: ¡No le pegues a mi hermano!

El corazón del hombre latía rápidamente y su puño, con venas hinchadas, se detuvo en el aire de

repente.

En ese momento de distracción de Alejandro, Victor vio la oportunidad y le zampo su merecido

coñazo.

-¡Ugh!

Alejandro sintió dolor en sus labios, el sabor de la sangre llenó su boca, pero solo dio un pequeño

paso hacia atrás bajo el impacto del puño.

Clara apretó sus manos con fuerza, sorprendida por lo que veía.

No esperaba que él fuera tan obediente, prometió no golpear, pero realmente no lo hizo.

Allí se quedó, dejando que Víctor le zampase ese golpe.

Víctor se apresuró a abrazar el hombro de Clara y miró fijamente a Alejandro, con los labios

ensangrentados. -Si te atreves a tocar a mi hermana de nuevo, incluso si me quito este uniforme

de policía, te golpearé hasta que ni tu mismísima madre te pueda reconocer.

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Sin embargo, Clara sentía miedo en su corazón…

Finalmente, Clara decidió no preocuparse más por el incidente de las fotos. Después de todo, ella

había sido la esposa joven de la familia Hernández durante tres años y conocía bien el carácter de

César.

César fue llevado de regreso al coche por Alejandro como un perro que había hecho algo malo, con la

cabeza agachada, como si pudiera ver su cola llevándola detrás de él.

-Lo siento, señor… Soy tan inútil que fui atrapado por ese maldito policía y te causé problemas…

-Está bien-Alejandro habló con pocas palabras, después de todo, le dolía la boca.

-¡Señor! ¿Está herido?

Solo en ese momento César notó las manchas de sangre en la boca de Alejandro y se sintió tan

angustiado que quería llorar. -¿Fue ese maldito policía quien te golpeó? ¡Cómo se atreve a atacar a un

ciudadano honorable como usted! ¡Voy a presentar una queja en su contra!

Ciudadano honorable…

Alejandro recordó la escena en la que había atrapado a Clara con su propio cuerpo. No importaba

cómo lo pensara, no parecía algo que un ciudadano honorable hiciera.

-Dejemos este asunto en el pasado, no provoques más problemas- dijo Alejandro.

-Pero…

-Ese ‘maldito policía’ del que hablas es el hermano de Clara y también uno de los hijos del

presidente Pérez-recordó Alejandro en la cara se parecía mucho a Julio, y se dio cuenta de que

había sido demasiado lento en comprender.

-¡Oh, Dios mío! ¿Un hermano más de la señora? ¿Por qué hay tantos hombres alrededor de ella? ¡

Todos quieren enfrentarse a usted! ¿Cuándo terminará esto?

Alejandro cerró los ojos y se inclinó hacia atrás, levantando la mano para limpiar suavemente la

mancha de sangre en el borde de sus labios con el pulgar, suspirando.

También quería saber cuántos buenos hermanos más tenía Clara. De lo contrario, todos deberían

unirse y enfrentarse a él. Realmente no lo soportaría.

En medio de su irritación, su móvil sonó.

Alejandro sacó el móvil de su bolsillo y observó fríamente la llamada de Jimena en la pantalla,

sintiéndose aún más molesto de repente.

-¿Jimena, ¿qué pasa? -contestó, con un tono frío y distante.

-¡Hermano! – la voz de Jimena, dulce hasta el punto de ser empalagosa, entró en su oído.

En un instante, Alejandro abrió los ojos de golpe y recordó las palabras de Clara, con los ojos

enrojecidos, diciendo:

-Tienes tantas buenas hermanas, ¿no me permitirías tener algunos buenos hermanos?

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Así que… ¡así que!

La realidad golpeó a Alejandro como un rayo, su corazón latió como si le hubieran inyectado un

Por otro lado, Jimena continuó hablando sin preocuparse: -Ya he preparado las canciones que voy a

interpretar en la cena dentro de tres días. ¿Quieres que te las envie por adelantado para que las

veas?

Sin embargo, Alejandro ni siquiera escuchó lo que decía, su mente estaba llena del profundo

significado detrás de esas palabras.

Así que Clara todavía se preocupaba por su contacto con otras mujeres.

Entonces… ¿estaba celosa?

-Hermano, hermano, ¿estás escuchando lo que digo? -preguntó Jimena con una voz ligeramente

enojada.

-¿Puedes quitar las últimas dos palabras? -preguntó el hombre con voz baja y profunda.

-¿Eh?

-Tu hermano es Rodrigo, no yo.

Jimena se sorprendió y preguntó confundida: -Hermano… ¿qué quieres decir con eso? ¿No te

gusta que te llame así?

-Sí, en efecto no me gusta. Ten más cuidado la próxima vez al referirte hacia mí.

Después de decir eso, Alejandro colgó el móvil de manera decisiva.