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Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Capítulo 96
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Capítulo96

Ella se quedó atónita por un momento, bajando apresuradamente la cabeza y su rostro quedó

medio oculto entre sus mechones de cabello oscuro. A pesar de sus esfuerzos por contenerse, sus

ojos aún dejaban entrever una leve timidez.

Alejandro sintió un apretón en el pecho y su respiración se aceleró.

En ese momento, su teléfono móvil vibró en su pecho.

Alejandro lo sacó y vio que era Beatriz quien estaba llamando, salió corriendo para contestar.

En el pasillo, Alejandro apoyó su espalda contra la pared y miró la pantalla, con una mirada

sombría contestó la llamada.

-Cariño, ¿todavía estás enojado conmigo? -La voz llorosa de Beatriz sonó al otro lado de la línea.

-No–respondió el hombre sin emoción.

Pero Beatriz podía sentir que aún estaba enojado.

-¿Podrías venir a verme? Realmente te extraño. He estado pensando en ti todas las noches y no he

podido dormir. -Beatriz se apresuró a declarar con una voz suave y empalagosa.

-No puedo esta noche, tengo que estar con mi abuelo -respondió Alejandro.

-¿Estás en casa de tu abuelo? Entonces, ¿puedo ir a verlo contigo? Recuerdo que dijiste que

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querías llevarme a su casa para ser más respetuoso con él. Además, he hecho pasteles de

castañas, tus favoritos. Cuando éramos pequeños. Solíamos comerlos juntos a escondidas en la

calle cuando éramos pequeños. También le llevaré una porción a tu abuelo para que pruebe mis

habilidades culinarias–dijo Beatriz emocionada.

-Beatriz, esta noche no es conveniente dijo Alejandro suavemente al recordar a Irene,-Mi

abuelo está con Irene en este momento, él quiere verla.

-¿Estás con Irene ahora? -La voz de Beatriz temblaba de ira.

-Sí, mi abuelo ha estado buscándola estos días. Así que la traje aquí para que lo vea. -Alejandro

Explicó.

-¿Realmente es tu abuelo quien quiere verla? ¿No eres tú quien quiere verla? -Beatriz estaba llena de

resentimiento.

-No, no te equivoques–dijo Alejandro con la garganta seca.

-¿Por qué esa mujer divorciada sigue interfiriendo en nuestra relación? ¡Seguramente ella está

manipulando a mi abuelo para que me repriman! ¡Qué sinvergüenza! -Beatriz estaba llena de ira.

Alejandro se frotó las sienes doloridas y suspiró.

En la habitación, Clara recordó la mirada profunda y penetrante que Alejandro le había dedicado

hace un momento, y su corazón se agitó.

¡Maldición! ¿Por qué se sonrojó? ¡Es tan débil!

Los ojos de Alejandro eran naturalmente seductores y deseados, probablemente siempre miraba

con pasión tan intensa. -Irene -Fernando la llamó de repente.

-¿Sí, abuelo?-Clara volvió en sí y sonrió dulcemente.

-Este es el brazalete que te regalé, parece que realmente te gusta, siempre lo llevas puesto–dijo

Fernando amablemente.

Clara estaba extremadamente nerviosa, su mente estaba confundida y su garganta estaba seca

como el cemento.

-Abuelo…

-Cuídalo bien, la gente cría el jade durante diez años y el jade cría a la gente durante toda la vida.

Fernando sonrió cariñosamente. -Ayer le pedí a Adrían que ordenara las joyas de tu abuela.

Encontró algunas buenas piezas de jade. Llévalas contigo cuando te vayas. Espero que tengas una

vida segura y sin problemas en el futuro. Pero en caso de que te encuentres con algún problema…

estas joyas son suficientes para que no tengas que preocuparte por la comida y la ropa durante el

resto de tu vida… Oh, Irene, ¿qué pasa contigo?

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De repente, Fernando se quedó atónito. Este hombre que había dominado el mundo durante toda

su vida de repente se sintió impotente.

Vio a Clara con la cabeza gacha y la mirada abatida, como si estuviera siendo castigada. Sus

delgados hombros temblaban y sus ojos se llenaron de lágrimas, que finalmente se acumularon en

sus largas pestañas y cayeron en cascada.

-Abuelo… Lo siento, lo siento mucho–pensó Clara en su propia culpa. Recordó cómo había

ocultado su identidad para quedarse junto a su abuelo por el bien de Alejandro, recordó la bondad

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le había regalado.

En un momento de emociones encontradas, las lágrimas brotaron de sus ojos y lloró sin importarle

su apariencia.

-¿Por qué lloras? No llores -Fernando estaba extremadamente nervioso y sacó su pañuelo para

ayudarla a secar las lágrimas.

Fernando, que estaba afuera de la puerta, también escuchó el sonido de llanto y se giró hacia la

biblioteca. Vio a su ex esposa llorando y no pudo evitar sentir un pinchazo en el corazón. Su móvil

tembló en su mano.