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Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido

Chapter 375
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Capitulo 375.

{£1 agudo dolor se extends, y Bela gis porta agonial Pedro, sin embargo, se volvia excepeionalmente cufirico, lamiéndolay ‘mordiéndolafuriosamente en su argo cuello, Los jadeos calentes acelerados de Pedro.

en su oido hicieron que Bella se sntiera como una indefensa presa atrapada en las fauces de un hambriento depredador, que Ialamiay mordisqueaba entamente En ese momento, Pedro habia perdido por completo su habitual calma Sus labios estaban ardientes, sus manos ardientes, & incluso su cuerpo emanaba un calor abrasador.

Bella tema desatar afin ms su lado salvaje, as que no se atrevia a lucha ni tenia fuerzas para hacerlo, defdndosea merced de sus indémitos caprichos

Pronto, Pedro ya no se conforms con solo besar, y sus palmas comenzaron a acariciar y frotar suavemente a espalday. 4 1a cintura de Bella pe Los dedos ligeramente dsperos.

presionando contra su pil hicieron que Bella sintiera como si una descarga eléctrica recorriera todo su cuerpo, dejéndola cosquilleantey entumecida.

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‘Pedro la rodeaba con sus brazos, como si quisiera fundirla con su propio cuerpo.

Bella se encontraba completamente aprisionada, y notaba que su propia temperatura corporal también aumentaba. Sabia que si esto continuaba, perderia l control Su cuerpo atin se encontraba débil y no ‘podria soportar tal estimulacion.

Incapaz de superarlo por a fuerza, Bella suavizd su actitud, incluso derramando algunas ligrimas, esforzindose por parecer desamparada y débil, y jadeando; Pedro, me duele, por favor suéltame.

Quizis conmovido por su tono tan lastimero, Pedro levants su mirada Sombreada Sus ojos brilaban con un intenso deseo ardiente, y Bella se inti sorprendia — Hermano Pedro... —murmuré ella en Voz baja. ¢Puedes soltarme, por favor? Los ojos de Pedro brillarony su voz era ronca en su garganta: —(Comome lamas? Al darse cuenta de gue su gran palmaya.

no se movia, Bella susurrs: —Hermano Pedro.

Al escuchar este apelativo, los brazos de Pedrola estrecharon con mis fuerza, con voz roncay emocionada, dijo: — Bella, i me amas, por qué no me deja.

tenerte? Bella continué finglendo debilidad: — Adin no me he recuperado del todo, el médico me ordend solo descansar.

Al escuchar esto, la mano de Pedro se.

detuvo, pero luego, como si hublera caido nla cuenta dealgo, sus ojos rojos se llenaron deuna gélida furia,y aferrindola con fuerza por la cntura, dijo con fialdady ferocidad: {Eso no es asunto miol Hoy voy a reclamarte como iMaldito pervertido! Bella maldijo en silencio, ero ain estaba bajo su control, y tuvo que mantener su lamentable expresin. —Entonces suéltame primero déjame cambiar de.

posicién, me ests aplastando y me siento muy incémoda.

Pedra no confiaba mucho en ella, miréndola con ojos ojos y fos.

— No tengo suficiente fuerza para enfrentarte, y mi ropa también esta rasgada, icémo podria escapar? — susurrd Bella débilmente.

La ropa de Bella colgaba en desorden

sobre su cuerpo, sin saber sieraporel | frioo porel suo, su delicado cuerpo * temblabaigeramentey sus grandes jos. 4 se llenaban de gris, parcia ura pobre craturaindefensa Alina, Pedro solo arrste a Bela para que se sentara en sus piers, Perojusto cuando a débil Belade pronto enroscs sus pemas alrededor del cuello de pedro intent rar al suelo! Aunque Pedro estaba muy bri, su reaccidn ant lpeligeo sega siendo extremadamente ipida. Dejindose caer, extendiolas manos y agare frmemente Jos delcadas y blancas ieenas de Bell, ivolviendo a colocarka debajo de él con facilidad! — ell, te has rebelado contramil — pedro rugi urioso.

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No solosearevia a traiconarlo sino que {también ntentaba enganarlo para ue bajarala guardiay atacalo!

Bella habia usado todas sus fuerzas, pero ing golpe habla dado en el blanco.

Sabia que ya era como un corderoenel ‘matadero, sin oportunidad de escapar.

Jadeando con fuerza, mitaba a Pedro con ojos frios.

Dime, quieres estar arriba o abajo? — Pedro le arranc6 bruscamente os pantalones, cierta parte suya presionaba descaradamente contra ella través desu traje.

Esta posicion tan vergonzosay el rostro leno de lujuria de Pedro hicieron que Bella perdiera el control de su ira. — Pedro, deja de fingir estar loco por el.

alcohol, tu tolerancia al alcohol es muy buena! Cuando apost con Carlos a beber esa noche, ni siquiera tenia alguna incomodidad, ipero hoy estaba tan ebriol Como era posible! —Ya que no eliges, flo haré yo por il —

‘Pedro la sujetd con crueldad, y con la otra mano sac su cinturon.