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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 333
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Capítulo 333

Anastasia retiró su mano de inmediato, como si se hubiera quemado con agua hirviendo.

– Elias! iDeja de jugar!

– De acuerdo! También estaría feliz con un cinturón de piel. Quiero uno que me quede – dijo Elías,

quien había decidido dejar de vacilarla.

– Bien. Te daré eso -aceptó Anastasia enseguida, como si quisiera alejarse de él lo más pronto

posible.

Después de que Anastasia regresara a su oficina, Fernanda la llamó y dijo:

-Anastasia, puedes venir un momento?

Después, Anastasia la siguió hacia una esquina silenciosa en el almacén.

-Anastasia, ¿ya escuchaste que nuestra empresa va a trasladarse? – preguntó Fernanda de repente.

Anastasia se sorprendió al escucharla y preguntó:

-¿Trasladarse? ¿A dónde?

– Escuché que desocuparon dos pisos en el Corporativo Palomares para que lo usemos como nuestro

nuevo espacio de oficina -dijo Fernanda antes de continuar con una sonrisa – Nos trasladaremos al

Corporativo Palomares.

-icQué?! — Anastasia no pudo evitar sentirse sorprendida al respecto.

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.«¿Por qué Elías no me dijo? ¿Nos trasladaremos a su empresa de repente?»

-Esto es algo bueno. En definitiva, nuestra oficina crecerá. Estoy segura de que también tendremos

más beneficios al trabajar ahí.

Anastasia parpadeó sin ninguna expresión en su rostro luego de escuchar a Fernanda. Ella quería

encontrar un momento para preguntarle a Elías si ese rumor esa cierto. En ese momento, los ojos

observadores de Fernanda cayeron sobre el nuevo brazalete en la muñeca de Anastasia y soltó una

risa antes de preguntar:

—¿Es un regalo del presidente Palomares?

-¿Tú escogiste esto, Fernanda? —preguntó Anastasia, quien estaba sonrojada por su pregunta.

– iClaro! Él me llamó de repente un día y tuve que apresurarme hacia una joyería para elegir un par. Al

final, ielegi un par que costaba 2,000,000 y pensé que era para Alma!

La respiración de Anastasia se entrecortó al escuchar eso.

«2,000,000? ¡Es demasiado dinero!»

– No me esperaba que fuera para ti. De haberlo sabido, habría escogido algo más caro – continuó

Fernanda con una sonrisa.

Anastasia comenzó a sonrojarse de vergüenza bajo la mirada escrutadora de Fernanda. Sentía que

todos sus pensamientos y emociones estaban siendo expuestos. De pronto, Fernanda le dio un par de

palmaditas en el hombro y dijo:

-Tienes que ser más valiente si te gusta el presidente Palomares. No dejes que nadie tenga

oportunidad de entrometerse. El presidente siempre tiene mujeres muy ambiciosas a su alrededor.

-Yo… — tartamudeó Anastasia.

– Admitir que te gusta alguien no es motivo para avergonzarse, Anastasia. Sé que sientes presión de

involucrar a un niño en un nuevo matrimonio, pero vale la pena que apuestes tu corazón por el

presidente Palomares -aconsejó Fernanda de forma sincera.

Anastasia estaba de acuerdo en que Elías era alguien de quien podía enamorarse. Sin embargo, ella

tenía un obstáculo emocional que no podía superar tan fácil. La noche de hace 5 años le había dejado

una cicatriz profunda. Además, ella sabía que Helen y Elías compartían un pasado y eso le hacía más

difícil abrirle su corazón a él.

A las 11:00 a.m. en punto, el teléfono de Anastasia comenzó a sonar. En cuanto vio que era Elías

quien llamaba, ella contestó y saludó:

-¡Hola!

-Estoy en el estacionamiento subterráneo. Te veo en cinco minutos -dijo Elías con una voz profunda y

clara—. Y no puedes decir que no.

‘Elías había insistido en comprarle almuerzo, así que ella no tuvo opción más que aceptarlo.

Cuando llegó al estacionamiento a la hora acordada, Elías ya estaba en su auto. Después, Anastasia

abrió la puerta del asiento copiloto, pero en cuanto Elías comenzó a salir del estacionamiento, ella no

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se dio cuenta de que había dos SUVs negros, uno en frente y otro atrás, que comenzaron a moverse

para mantenerlos a salvo.

Pronto llegaron al restaurante de lujo. Luego de ordenar comida, Anastasia hizo una pregunta de

repente:

– Escuché que la empresa se va a trasladar. ¿Es verdad?

-Mhmm. Así es -dijo Elías y asintió brevemente.

Anastasia tomó su taza de té y preguntó con una sonrisa:

-¿Por qué nos trasladaremos? Nuestro edificio sí es algo pequeño, pero todo lo demás ha sido

perfecto.

-¿Sabes que todos los días voy y vengo de Burgués y el Corporativo Palomares solo para verte? -dijo

Elías con sus manos frente a su cuello y los dedos entrelazados mientras apoyaba sus codos sobre la

mesa. Su mirada profunda era extremadamente encantadora-. Sí, ha sido cansado, pero me ha

encantado cada momento.

Anastasia sintió que su respiración se detuvo por un momento.

«¿De verdad viene todos los días solo para verme?»

-Pero, hace poco me di cuenta de que las medidas de seguridad en Burgués son muy malas. No me

ayudan con mi trabajo y es por eso que decidí trasladar la empresa. Así, por fin podremos trabajar en

el mismo edificio. También podemos vernos todos los días, ir y regresar del trabajo juntos, tomar café

juntos… Será más fácil para nosotros hacer lo que queramos.